Nuestro
trabajo no es facíl, sabemos y somos consciente de la importancia que tiene por
la influencia que podemos y hacemos en las vidas de nuestros alumnos- as.
El tema de la disciplina
es actualmente el gran reto en las escuelas . No es fácil , sobre todo con
alumnos-as que muestran problemas de conductas más serias que lo que entendemos
por normales.
Los
educadores sabemos que nuestro trabajo es algo más que crear una serie de
ordenes y arauak . Es mucho más importante que mantener el silencio en los
pasillos y clases. Lo sabemos.
Está
claro que hay que crear un plan de convivencia que nos facilitará las
relaciones, hasta ahí todo el mundo de acuerdo. Sin embargo normalmente nuestro
plan de convivencia termina siendo una lista de normas. Totalmente necesaria, por
cierto , para mantener un orden.
Entiendo
pues, que la disciplina es un punto a tener en cuenta. También es cierto que mantenerla es mucho más que soliviantarse por que
un alumno se ha saltado la norma ( a la hora de estar en el patio corre por el
pasillo y.. me molesta A MI que estoy en la clase.)
Si la disciplina es
un problema en muchos hogares como no lo va a ser en el centro escolar.
Sin embargo, pienso
que, por una vez, reflexionar sobre la forma
en que los maestros, padres y alumnos nos
tratamos entre sí también es importante.
La creación
de un protocolo de disciplina debe tener como propósito central la creación
de la auto-disciplina en los estudiantes. Debe ser flexible y,
sobre todo enfocada a corregir el comportamiento del alumno-a.
Igual, quizás...
las escuelas debemos dejar de ofrecer recompensas a los estudiantes y amenazarlos
con castigos.
Los alumnos
necesitan que se les enseñe habilidades como escuchar,
calmarse a sí mismos, o imaginar el punto de vista de otras
personas.
Qué podemos hacer los docentes
? Quizás, se me ocurre, investigar y encontrar una cosa en el cual cada
uno de nuestros alumn@s difíciles está dotado. Por lo general, estará
relacionado con algo de su interés especial o con algo que le encanta hacer.
Luego podríamos decirle a cada uno de ellos lo que como docentes nos hemos enterado
sobre sus gustos y podríamos trabajar
estos temas.
Normalmente, agradecen y son
conscientes del interés que se ha mostrado hacia sus gustos. Quizás, con esta
forma de dirigir la relación profe-alumno consigamos que surja..... la magia,
que tanto parece que nos falta.
isabel
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