2012/10/28



Nuestro trabajo no es facíl, sabemos y somos consciente de la importancia que tiene por la influencia que podemos y hacemos en las vidas de nuestros alumnos- as.

 El tema de la disciplina es actualmente el gran reto en las escuelas . No es fácil , sobre todo con alumnos-as que muestran problemas de conductas más serias que lo que entendemos por normales.

Los educadores sabemos que nuestro trabajo es algo más que crear una serie de ordenes y arauak . Es mucho más importante que mantener el silencio en los pasillos y clases. Lo sabemos.

Está claro que hay que crear un plan de convivencia que nos facilitará las relaciones, hasta ahí todo el mundo de acuerdo. Sin embargo normalmente nuestro plan de convivencia  termina siendo una lista de normas. Totalmente necesaria, por cierto , para mantener un orden.

 

Entiendo pues, que la disciplina es un punto a tener en cuenta. También es cierto que  mantenerla es mucho más que soliviantarse   por que un alumno se ha saltado la norma ( a la hora de estar en el patio corre por el pasillo y.. me molesta A MI que estoy en la clase.)

Si la disciplina es un problema en muchos hogares como no lo va a ser en el centro escolar.

Sin embargo, pienso que, por una vez, reflexionar sobre la forma en que los maestros, padres y alumnos nos  tratamos entre sí también es importante.

 

La creación de un protocolo de disciplina debe tener como propósito central la creación de la auto-disciplina en los estudiantes. Debe ser flexible y, sobre todo enfocada a corregir el comportamiento del alumno-a.

Igual, quizás... las escuelas debemos dejar de ofrecer recompensas a los estudiantes y amenazarlos con castigos.

Los alumnos necesitan que se les enseñe habilidades como escuchar, calmarse a sí mismos, o imaginar el punto de vista de otras personas.

 

Qué podemos hacer los docentes ? Quizás, se me ocurre, investigar y encontrar una cosa en el cual cada uno de nuestros alumn@s difíciles está dotado. Por lo general, estará relacionado con algo de su interés especial o con algo que le encanta hacer.

 Luego podríamos decirle a cada uno de ellos  lo que como docentes nos hemos enterado  sobre sus gustos y podríamos trabajar estos temas.

 

Normalmente, agradecen y son conscientes del interés que se ha mostrado hacia sus gustos. Quizás, con esta forma de dirigir la relación profe-alumno consigamos que surja..... la magia, que tanto parece que nos falta.

 isabel

 

 



 
 





 

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